Dejarse fluir…

Dejarse fluir, ¿de eso se trata no? de hecho, es una de las cosas más fundamentales que aprendes al estar en contacto con el mar. No hay una edad definida para este primer contacto. Las sacudidas provocadas por el movimiento y la fuerza de las olas te enseñarán que la rigidez y la agitación no son tus mejores aliados en momentos confusos y amenazantes.